sábado, mayo 24, 2008

Maniobras diplomáticas

Sabemos poco de nuestra inquilina intrusa. Por ejemplo, ya conocíamos su intrínseco egoísmo, pero además hemos deducido que es asturiana. Ambos hechos confluyen en que se pasa la vida diciendo "miu, miu". Aquí vamos a tener otra fuente de conflicto porque yo también soy muy... asturianu. Er... y que la mitad de las cosas que afirma poseer, son mías en realidad.

También sabemos ya cómo se llama, pero nos da miedo que lea este blog y sepa que nos referimos a ella, así que la llamaremos pon un nombre en clave. Zoquete y yo nos referimos a ella como "la Gata".

El nombre se le ocurrió a Zoquete.

Y os recuerdo que es modelo.

Por lo demás, hemos diseñado un plan para librarnos de ella. Aprovecharemos un despiste para quitarle sus cosas (las suyas de verdad, no las suyas-nuestras) y sacárselas de casa. Por si no capta la sutil indirecta, en cuanto salga a por ellas, cerraremos puertas y ventanas y las atrancaremos con algo. Zoquete ha dicho algo de un familiar y un par de brazos extra. No tengo claro que sea una metáfora de que nos vaya a ayudar, así que declino su oferta.

Dicho y hecho, a la menor oportunidad hemos cogido las cosas de la Gata y las hemos llevado al exterior (jijiji).

Admitámoslo, no podemos calificar la acción de éxito rotundo:

Pero al menos tenemos un comedero y un bebedero para compartir.

1 comentario:

Necio Hutopo dijo...

Los gatos son unos animales que, a veces, nos permiten vivir en el mismo espacio que ellos...

Yo tengo cuatro de esas inquilinas, así que ya me dirá...